30 enero 2015

Entrevista a Mildre Hernández al recibir el Premio Casa 2015 por su novela El niño congelado

Entrevista a Mildre Hernández al recibir el Premio Casa 2015 por su novela El niño congelado

Por Taissé Del Valle Valdés (Estudiante de Periodismo)

“Esta literatura me ayuda a vivir, me ayuda a ser mejor persona. El Premio es una sorpresa para mí porque sé que han enviado muchos autores cubanos y extranjeros de mucha calidad”, así inició Mildre el breve diálogo, una vez que se dio a conocer su galardón en la sala Che Guevara de la Casa de las Américas.



¿Cómo llega Mildre Hernández a la literatura?

La literatura me encontró a mí, llegar, lo que se dice llegar, no sé si fue por azar o porque fui elegida. Creo que la magia está ahí: en no saber cómo se llega. Inicialmente escribía poesía para niños hasta que conformé un libro y fue ganador del Premio Eliseo Diego.

¿Sobre qué temas le gusta escribir para los niños y jóvenes?

Siempre que los personajes me gusten, que estén bien caracterizados, que haya algo de mí en esos personajes. Con los niños hay que tener mucho tacto. Yo les hablo de la cotidianidad, de los problemas que existen, pero trato de que sea a través de la gracia y el juego.

¿Cómo se escribe para un niño del siglo XXI?

Sencillamente conviviendo con el niño del siglo XXI y no alejándote. Por ejemplo, vivo alejada de los adultos en una casa de campo, pero muy cerca de los pequeños porque los observo mucho. A veces voy a las escuelas y les pregunto sobre qué quieren que les hable, cuáles son sus novelas favoritas, sus seriales y libros preferidos.

¿Qué autores la han inspirado?

Son muchos los autores que me han servido de inspiración. Siempre recurro a los clásicos como Christian Andersen. Leía a Dora Alonso y Mirta Aguirre cuando comencé a escribir poesía, pero siempre voy a los clásicos porque me siento identificada con las temáticas que abordan.

¿Se encuentra inmersa en algún proyecto en particular?

Ahora estoy escribiendo una novela donde una niña conforma una especie de pandilla para rescatar a todos los abuelos que viven solos, recluidos. Ahí les hablo a los infantes de cosas sociales. La poeta ha dedicado toda su obra al público infantil. Entre sus libros se encuentranCuentos para dormir a un elefante, Recetas de cocina de una gallina, y, el más reciente, Es raro ser niña.

Es Miembro de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) y de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC). Ha sido galardonada en varias ocasiones con premios como el Fayad Jamís, 2000, Abril, de poesía para niños, 2005 y el Premio La Edad de Oro, en 2012, en el género de poesía.
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24 enero 2015

El canto doloroso de Electa en Puerto Padre

 El canto doloroso de Electa en Puerto Padre
Por: Jorge Luis Peña Reyes
Una de las esculturas devenidas símbolos de Puerto Padre, es sin dudas “Canto a la Revolución” de la artista mexicana Electa Arenal Huerta que emplazó su mural en la fachada del hospital Pediátrico  Raymundo Castro, en 1962, cuando su esposo, el arquitecto Gustavo Vargas construyó el hospital.
Hoy el estado de esa obra es calamitoso. No solo por las condiciones de intemperismo sino por el abandono y la falta de sensibilidad a un mural que es el más importante de esta creadora que dejó esculturas en Holguín y Velazco.

Duele apreciar las fracturas y los descorchados en numerosos partes del mural que deterioran a pasos agigantados la estructura interior de acero. Pero en tanto no existan acciones de conservación que a esta altura deben ser costosas,continúa el vertimiento de aguas sobre las figuras volumétricas de la  fachada. Las manchas son testimonios de una práctica regular proveniente de los acondicionadores de aire y de la limpieza de las salas de ingreso, además de las manchas recientes de pintura. Lo cual denota una falta de cuidado.

¿A quién le duele este deterioro, hasta cuándo esperaremos por acciones de conservación y cuánto durarán estas en caso de realizarse, si el personal del Hospital Pediátrico no se sensibiliza con el valor patrimonial de la  obra?.

La comisión de patrimonio aunque tiene acciones para la reparación e incluso para que reconozcan el mural como monumento nacional, no tiene aún respuesta de ello y el consejo municipal de la administración no parece preocuparle la lamentable situación del mural escultórico de mayores valores artísticos de la ciudad y sin temor a equivocarme del total de las que la creadora azteca realizó en vida.

Tal parece que la propiedad social  es de todos, pero cuando requiere atención no le pertenece a nadie.

Para que el Canto a la Revolución lo siga siendo, hay que actuar en virtud de su trascendencia.

Más sobre Electa Arenal en el artículo deYurién Portelles Electa Arenal: su paso fecundo por Cuba Fecha: 2005-08-10 Fuente: PL
La pintora y escultora mexicana Electa Arenal (1935-1969) dejó a su paso por el oriente de Cuba una obra fecunda, la cual continuó en su país hasta que la vida se le escapó en plena faena.
Había llegado a la Isla a principios de los años 60 del siglo pasado, en respuesta a un llamado de la Revolución, de la mano de su esposo, el arquitecto mexicano Gustavo Vargas, y con sus dos hijos, Valentín y Emiliano...
Otros datos de la obra... Tomados de Ecured
La obra, de 17.5 m de largo por 3 m de alto, con un área aproximada de 50 m2, presenta seis figuras monumentales, empotradas a la pared frontal del Hospital.
Entre los que participaron en esta obra están los escultores Manuel Canelles López y Argelio Cobiellas Cadena, Pedro Machado Bejerano como moldista, Alejandro Parra Sánchez de ayudante, además de Juan Camejo, José Líndice Power y Enrique Domínguez.

 La obra la integran seis figuras ciclópeas de alto de relieve que hacen un recorrido por la historia de la Revolución, cumpliendo así una de las características del Mural, que debe contener un relato. Las dos primeras figuras representan la opresión y el luto de muestras mujeres, una figura masculina levanta a otra herida (o muerta) y una mujer que llora ante el sufrimiento.

La tercera representa al pueblo que se levanta en armas contra la fuerza represiva, representada por una figura masculina con un casco por cabeza y armas que salen de sus brazos. Le sigue una paloma, que representa la paz obtenida tras el triunfo revolucionario y cerrando esta composición una figura andrógina armada y vigilante para defender la Revolución y evitar el retorno al pasado.
Es una escultura de alto relieve realizado en mortero seco a través de las técnicas de modelado y fundición. Los materiales utilizados fueron estructura metálica y cemento.

En su proyecto original acompañaba al mural un espejo de agua donde se reflejaban las figuras y a la vez el sol, que le daba la mayor parte del día, era utilizado para los contrastes claro – oscuro de la misma. El espejo de agua fue retirado por afectaciones y en su lugar se plantó un jardín.



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07 enero 2015

Sin tirar un tiro


Por: Jorge Luis Peña Reyes

Un miembro de la iglesia de Gibara le avisaba a otra de la llegada  de un grupo de hermanos estadounidenses con quienes que llevábamos muchos años de relaciones fraternas, mas lo hacía de la forma más cubana posible: “Nereida, ya llegaron los americanos” y Nereida con la madrugada y el sueño encima respondió: ¿Pero y sin tirar un tiro?
El chiste  habla de los lazos de hermandad que la iglesia cuáquera cubana sostuvo en medio de circunstancias de mucha tensión política, de una cultura de diálogo por más de un siglo  que hoy puede ser referente para las  relaciones diplomáticas que se avecinan y que tendrán, para ser exitosas, que incluir el ingrediente de la cordialidad y la búsqueda de lo común por encima de nuestras diferencias que pueden o no ser muchas.
Más que enumerar cuáles son nuestros puntos de separación, podemos como iglesia Cuáquera  relacionar aquellos que nos unen al pueblo estadounidense, a fin de cuentas con los soviéticos teníamos desde el punto de vista cultural más diferencias y las logramos disimular cuando las agendas de intereses se alinearon. Tal vez no veamos demasiados lazos en nuestros enfoques políticos, por un diferendo de más de medio siglo, pero lo que une no es la política sino el corazón humilde de los pueblos, la política es solo una manera condicionada de reflejar esas relaciones.
Hoy cuando lo que más preocupa al gobierno cubano es la penetración ideológica y el colonialismo cultural, que sin dudas es un hecho en otros países de la región, somos testigos de un proceso en el que la mayoría de las iglesias cubanas tuvieron esa chispa fundacional de los misioneros norteamericanos y eso no quiere decir que nuestras iglesias no sean hoy profundamente cubanas. Desde un inicio los misioneros coincidieron en limitar su empujón y ayudar a que la iglesia cubana, tomara las bridas de una  obra que trascendería el encontronazo de las culturas. La identidad propia es nuestra mejor garantía.
Heredamos su himnología, su manera de organizar la historia, su modo de hacer, pero terminamos por imprimirle naturalmente un sello propio a nuestro quehacer eclesiológico. Hoy el celo por la identidad y la conservación de ese patrimonio revela que muchos de aquellos americanos vieron morir o disolverse su propia familia al lado de los cubanos con una decisión  irresoluta por la misión a la que fueron llamados, como el caso de Enma Phillips de Martínez quien le escribió al Board de misiones* el 7 de diciembre de 1921 (ocho años antes, había quedado viuda y sin ningún lazo sanguíneos en Cuba):
“A pesar de mi edad, (61 años) mi decisión está hecha, si la iglesia madre me falla, Dios no me fallará. El trabajo de mi vida continuará entre las personas a quienes él me ha enviado, yo estoy confiada en que el Señor me dará fortaleza física en estos tiempos de incertidumbre, tal que venga lo que pueda venir, me será posible seguir adelante en su causa, sin ayuda financiera, si esto fuera necesario.”Hacia el año 1925 resultaba imposible que el Board continuara enviando dinero a Cuba y ante esta situación su firmeza no se hizo esperar:
...puede(n) borrarme de la lista de pago .... El Señor proveerá y continuaré con el trabajo en Puerto Padre”.
La infatigable maestra Enma Phillips de Martínez murió en mayo de 1946 y el ayuntamiento de Puerto Padre declaró ese día de duelo por la separación de una de las más consagradas maestras norteamericanas que tuvo nuestro país, fundadora de la obra evangelística y de los colegios de Gibara y Puerto Padre. 

Desde inicios del siglo veinte las relaciones de la Iglesia Cuáquera de Cuba y Estados Unidos han crecido a tal punto que no solo se habla de beneficios unilaterales en medio de penurias económicas, sino de cómo la iglesia cubana contribuye a la fe de la nación que consolidó el cuaquerismo en las Américas. Tal vez la crisis económica nos enseñó a vivir la promesa del nuevo amanecer en manos del Señor y esto resulta para algunos una experiencia nueva a la hora de entender su espiritualidad.
En 1993 nació el puente de amigos con hermanos de Nueva Inglaterra. Aunque de todas partes de Los Estados Unidos viajaban a Cuba, los de esta región específica tuvieron una mayor proximidad a la isla. Muchos edificios con lo que la obra soñó, tienen la huella de la amistad y la cooperación de esos hermanos del norte. Las brigadas para edificar, reparar  y pintar templos, campamento de familias o casas pastorales eran solo oportunidades para hermanarnos más. O una relectura de la frase martiana “Subir lomas hermana hombres”
Sin tener en cuenta esas “irreconciliables relaciones políticas”, nos mezclábamos de un modo en el que no resultaba fácil la distancia. Ellos se las agenciaban para venir a Cuba en medio de prohibiciones y multas  astronómicas y nosotros hacíamos un espacio en nuestras casas para hospedarlos con todas las limitaciones habidas.
Eso produjo ligaduras firmes de tal modo que muchos del otro lado de las aguas ya no serían los mismos después de las visitas.
La primera vez que realizaba trámites para viajar a Los Estados Unidos, un miembro de mi familia me preguntó ¿Y de verdad serán buenos? Y es que nuestra mirada filtrada por la política, las tensiones, la falta de diálogo y fraternidad entre las poblaciones civiles, no dejaron claras las diferencias entre pueblo y gobierno. En medio todavía de estas confusiones, recibimos los cubanos esa promesa del diálogo y entendimiento entre las dos naciones.
Hace apenas tres años. El Instituto Cuáquero Cubano de paz (ICCP) vio la luz gracias otra vez más al apoyo metodológico, profesional y financiero de los americanos, un espacio para la reflexión conjunta en temas de paz y transformación de conflictos que  abren puertas para intentar la reconciliación a niveles donde la violencia en contextos propios y latinoamericanos no habían sido percibidos y eso nos provee de herramientas útiles que hoy ponemos a disposición de quienes quieran resolver diferencias de cualquier índole.
Dios quiera que las familias cubanas y estadounidenses tengan un vínculo mayor, que el diálogo establezca relaciones más justas y efectivas y que los errores del pasado no continúen alimentando  posiciones rígidas para el entendimiento de dos pueblos que pese a sus discrepancias políticas, han trenzado lazos como pocas naciones de la tierra.


*American Friends Board of Missions: Asociación  precursora del FUM que se  fundó en Indiana a finales del siglo 19
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