La lucha
Jorge Luis Peña Reyes
Frente al espejo, el pez peleador luchó hasta el anochecer.
Terminó descolorido y sin fuerzas.
Su único alivio fue mirar a su rival en el espejo y decirle:
Estás acabado, será mejor que te rindas.
Luego, al marcharse, lució esa sonrisa de dolor que tienen los vencedores.